jueves, 27 de noviembre de 2014

Los estudiantes y la corrupción

La paz, esa tan perdida y añorada, se ve lejana, cercana, a distancia. Unos disfrutan durante dos años de buen hospedaje, finas viandas, mientras otros siguen matándose y esperando. Pero, no quiero referirme al tema, pues se ha descuidado otro, mucho más grave: la corrupción.
Entre los países más corruptos del mundo, se destacan los africanos y los asiáticos, siendo los del norte de Europa los más honrados.
Esa palabra corrupción se escucha, se lee, se ve por todas partes, como si a nadie le importara.
¿Qué piensan los jóvenes? Eso es lo preocupante. Cada día hay más y más egresados en todas las carreras. En cada carrera se estudia "Ética". Pero es que la ética no es para estudiarla, sino para vivirla. La ética se vive desde pequeño, en cada familia, en cada hogar, los cimientos de los valores son importantes.
  • Un estudiante que miente, engaña, busca cómo defraudar, no debe graduarse.
  • Un estudiante que engaña a una empresa internacional, con respecto a una práctica, no puede graduarse.
  • Un estudiante que entrega documentos falsos a su institución, no debe graduarse.
  • Un estudiante que logra la firma de otra persona para que le validen una carta, con un logo de una empresa internacional, no puede graduarse.
  • Un estudiante que presenta documentación falsa, indicando que realizó una práctica internacional, no puede graduarse.
  • Un estudiante empieza a ser corrupto, gracias al ejemplo de muchos "profesionales" que aprendieron a robar.
Son frases de reflexión para los estudiantes universitarios que están a punto de graduarse. No pueden contagiarse de esta corrupción que está carcomiendo el mundo. Es muy fácil obtener un diploma, un título y luego salir a hacer lo que algunos egresados de connotadas universidades están haciendo.
La ética se debe vivir, pero estamos ante un mundo que está tomando todo con mucha tranquilidad. Los estudiantes, los recién egresados no pueden hacer parte de ese infame gremio de corrupción que comandan muchos políticos y personajes de gran renombre.
Las instituciones educativas deben tener directivos, docentes y egresados, íntegros en todo sentido. De lo contrario, ¿qué están aprendiendo quienes allí estudian? No podemos aceptar que la corrupción llegue y se incruste en las mismas.
"El deber de la juventud es pelear contra la corrupción" - Kurt Cobain

Tú no eres gente, eres mi abuelo

Las sorpresas llegan todos los días. Cada momento es especial. Los minutos dejan historias y las horas son maravillosas. Isabella y yo salimos a caminar y nos encontramos con muchas personas. A todas, las saluda con mucha energía, alegría, simpatía. Se convierte, en un instante, en íntima amiga de quienes están con ella.
Claro que mis sufrimientos al levantarme o al hacer siesta, son grandes. En la mañana, llega Isabella, me apachurra estando aun dormido y me hace despertar, levantar y salir rápido.
Quería hacer una siesta agradable, pues el cansancio no me dejaba y decidí acostarme un buen rato. Sin embargo, a los diez minutos, entró, me apachurró, brincó, me hizo “la llave noqueadora” como dice ella, rebotó, se paró encima, me tiró al piso y acabó conmigo. El afán, ir a la biblioteca infantil. 
Primero, la llevo a la biblioteca infantil de la Universidad del Quindío, porque tiene taller de manualidades. Vamos conversando y le pido que cuando termine me acompañe a la oficina. Accede y después, al regreso, me muestra lo que hizo. Una pregunta y cuatro respuestas.
¿Qué te hace feliz? 1. Mi familia me ama. 2. Me voy para Canadá. 3. Tengo a kyra. 4. Voy a esquiar 
Un estudiante en mi oficina con su tableta. Isabella le pregunta: ¿“es tuya”? ¿”La puedo usar”? ¿”Tiene juegos”? El joven no atina a contestar, pues sus preguntas salen todas sin esperar respuesta inmediata. Al final, un “sí” le encanta, pero el joven tiene un juego de personajes. Isabella lo adivina y empieza a jugar con él. Otros estudiantes intervienen y también tratan de adivinar sobre los personajes, pero Isabella siempre está al tanto y les cuenta acerca de sus más reconocidos, entre ellos, les habla de Shakira, su favorita.
Luego, entra a otra oficina, saluda, pregunta, conoce, abraza y cuenta que se va para el Canadá a esquiar.
La invito a tomar algo y nos sentamos a conversar, pero ella es quien habla. Yo no puedo modular palabra, porque no me deja intervenir. Quiere expresar sus opiniones y contar sus historias a su manera. Recuerdo que es mujer y ahí está la respuesta.
Al final, pido la palabra y la invito a una exposición de pintura en Unicentro. Se anima porque es allí, pero le advierto que no vamos a comprar sino a ver unos cuadros pintados por una amiga que se llama Catalina. Acepta y nos vamos caminando. No para de hablar mientras arribamos a Unicentro. 
Subimos al segundo piso, llegamos al sitio señalado y empieza a revisar cada cuadro como si fuese una experta. Luego, me dice: “Abuelo, quiero que me tomes una foto con la pintora”. Llamo a Catalina y se toma la foto anhelada. 
Está cansada y regresamos despacio. Quiere llegar a dormir. Le digo que se acueste, pero antes, le pregunto: 
- Isa, ¿Por qué a la gente la tratas con tanto cariño y a mí me pegas, me apachurras, saltas, brincas encima, me aprietas, me callas y me tratas tan duro?
- Abuelo, tú no eres gente, tú eres mi abuelo